No voy a negar cierta sensación desagradable cuando leo esta tarde que la versión española de The Huffington Post, un prestigioso medio de comunicación que basa sus noticias en análisis de prestigiosos periodistas y blogueros, no pagará a sus colaboradores. ¡Ostras! –pensé-. El mundo al revés. Profundizando en la información (clica aquí para ver el origen de la noticia), seguía sin entender cómo es posible llegar a esta situación.
Hace meses salió publicado que el Grupo Prisa había llegado a un acuerdo con la editora y presidenta de esta cabecera, la Sra. Arianna Huffington, para crear la versión en español de este exitoso medio de comunicación. También se dio a conocer que la periodista Montserrat Domínguez, directora del programa A vivir que son dos días que se emite sábados y domingo en la Cadena SER, sería la directora de la nueva cabecera. Mejor profesional no habrían podido elegir –destaqué- cuando conocí la información. Lo que me cuesta creer es cómo la Sra. Domínguez se atreve a publicar a través de su Twitter que se abstengan los blogueros que quieren cobrar por escribir en The Huffingtton Post enviarle el currículum. También reconoce que los 25.000 blogueros que han participado en alguna ocasión en el medio no han cobrado.
Analizando fríamente los twits que ha escrito la periodista de la SER, llego a pensar que no le falta razón en lo que ha redactado, pero también realizo otra observación de la que me cuesta encontrar alguna respuesta, al menos de manera inmediata. ¿Quién está dispuesto hoy día a trabajar gratis? ¡Vale! Le damos otra vuelta. ¿Cuántos blogueros de prestigio daría lo que no tienen para expresar sus opiniones en The Huffington Post? No creo que muchos. O sí, dependiendo de lo que valoren su trabajo.
Una vez puesto en antecedentes, analizaré la exposición de hoy. Echemos la vista a la última línea del párrafo anterior. ¿Cuánto valoras tu trabajo? ¿Estarías dispuesto a trabajar gratis? Si es para aprender, seguro que sí. Al menos yo lo habría. Es más, lo hice en mis inicios cuando me formaba para desarrollar la profesión que hoy me da de comer. ¿Merece la pena el sacrificio para un posterior reconocimiento? Sí. Pero, fijémonos en la historia que nos ha traído hasta aquí. ¿Escribiría gratis para The Huffington Post? Ahora mismo diría que no. Quizás, mañana. Tampoco he mandado ninguna petición para ser colaborador. Lo más importante, creo, es la valoración personal que tanto uno mismo con los demás tienen de ti. Hace justo un año aprendí de un profesor de la UMA, Ignacio Hertogs, que una persona vale por lo que hace. Pondré un ejemplo más claro. Soy un empresario y ofrezco un servicio, de calidad. Le presento un presupuesto a un cliente y le parece caro. Si consideras que esa cantidad es la que vale no debo rebajarlo. Ahí es donde quiero llegar. Hay que ser fiel y honrado con uno mismo.
Mi crítica con esta historia es la siguiente. No concibo cómo un medio de prestigio llega a estos extremos; encontrar colaboradores que trabajen gratis para que la Sra. Arianna Huffington se llene los bolsillos. Seguro que Montserrat Domínguez tendrá un sueldo (y bueno) por ser la directora. Alguien me dijo que la creadora de The Huffington Post era una persona con unos ideales muy conservadores, incluso que apoyó a Bush (hijo) cuando logró ganar por primera vez las elecciones a la Casa Blanca en 2000. Un ataque de cuernos le debió dar cuando fue su látigo a partir del segundo mandato, convirtiéndose desde entonces en su verdugo. Ahora resulta que más demócrata que ella no hay nadie en el mundo. Su cambio de ‘chaqueta’, o de tacones, le salió a pedir de boca.
Algo que admiro de la Sra. Huffington es su afán emprendedor. Ha logrado casi de la nada crear un imperio, como la empresaria Kristina Szekely, que en mi ciudad, Marbella, se dedica a vender casas de lujo a personas con posibles. Si no tienes al menos un millón de euros no te acerques a su inmobiliaria. Es más. Con la Sra. Szekely me di cuenta que los parecidos razonables no están solo en las personas, también existe con los animales. Tiene un perro que es su alma gemela.